Instagram es el reino de lo aspiracional, donde reinan las y los influencers de estilo de vida –especialmente la moda, las dietas, la gastronomía y los grandes viajes– y muestran a sus millones de seguidores un mundo ideal de posibilidades de vivir la gran vida. Quizás demasiado ideal y demasiado aspiracional.
Algo mucho más cotidiano como mantener la casa limpia se empieza a abrir paso en esta red social, de la mano de lo que se ha bautizado como cleaninfluencers y de etiquetas como #cleaningobsessed o #cleaning time. Es imposible no notar el aliento del éxito global de Marie Kondo.
Un terreno de microinfluencers
De momento, se dejan ver en el mundo anglosajón y son exclusivamente mujeres que en la mayoría de los casos están en los treinta y tantos. Las figuras más destacadas son, entre otras, la británica Sophie Hinchcliffe, que acumula 1,7 millones de seguidores en Instagram o la canadiense Melissa Maker, que tiene 1.094.805 suscriptores en su canal de YouTube, Clean my space.
Pueden parecer cifras modestas, pero es que con las cleaninfluencers nos encontramos no en el terreno de los grandes perfiles de redes sociales, sino en el de los microinfluencers.
Marta Marín, directora del Máster en Comunicación de Moda de Blanquerna-URL, explica que “desde hace unos 10 años, el perfil de consumidor tipo se ha fragmentado mucho, porque los millennials reivindican su singularidad ”.
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