Móvil con 13 años, ¿y ahora qué?

dibujo de un padre y una hija con un móvil cada uno en un sofá

El 85% de los niños de 10 años o menos tiene acceso a internet y uno de cada cuatro posee su propio smartphone. Son datos de una reciente encuesta del INE que ponen de manifiesto una rotunda y novedosa realidad: la infancia también está hiperconectada. ¿Qué hacen los padres ante este escenario? De acuerdo con un informe sobre el impacto de las pantallas en la vida familiar elaborado por la plataforma de educación digital Empantallados, uno de cada cuatro evita poner normas sobre el uso de pantallas en casa. El informe, derivado de una encuesta a más de 1.400 padres y madres con hijos menores de 18 años, presenta resultados similares al estudio más modesto que presentaba recientemente la plataforma educativa Lingokids: según ellos, tres de cada diez familias no utilizan sistemas de control parental.

Eso, a los ojos de los expertos, no es lo correcto. Los padres, aseguran, deben representar un rol activo en la educación digital de sus hijos para que aprendan a hacer un uso responsable de la tecnología. Al fin y al cabo, internet implica riesgos considerables para los menores y son sus progenitores quienes deben tener el control de lo que hacen en la Red.

A pesar de ello, o precisamente por este motivo, el 60% de los padres afirmó a Empantallados que echaba de menos una mayor formación para poder educar adecuadamente a sus hijos en el entorno digital. Todavía más si tenemos en cuenta que el primer móvil llega cada vez antes, aunque la edad media adecuada para que eso suceda, según la misma encuesta, son los 13 años.

Pía García, responsable de comunicación de esta plataforma, ofrece cuatro recomendaciones que considera fundamentales para afrontar este reto: “Los padres tienen que estar al día sobre cómo sus hijos usan la tecnología. Es aconsejable que creen un plan digital familiar, con normas sobre los tiempos de uso de pantallas en casa, los espacios habilitados para ello… También tienen que ir por delante y conocer el funcionamiento de los dispositivos que utilizan. Pero, por encima de todo, deben establecer un diálogo recurrente con sus hijos”.

Relativo a este último punto, García recuerda la historia de un padre que se sentía muy tranquilo acerca de cómo se manejaban las pantallas en su casa porque tenía una aplicación con la que cortaba el wifi a partir de cierta hora y así su hijo no pasaba demasiado tiempo conectado. Mientras tanto, el chico cambiaba la hora del dispositivo y podía acceder a internet indefinidamente. “La confianza es el primer paso para encontrar el equilibrio”, asevera.

Leer el resto del artículo en El País.

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